La historia de Mayte comienza desde su niñez, en donde ella nos cuenta: “Recuerdo a mi abuela recolectando tomates y zanahorias frescas del huerto, que horas después transformaba en cosas exquisitas. Ver cómo preparaba desde croquetas hasta pasteles, me entró la curiosidad hacer saber hacer esas exquisiteces. Ella tuvo la buena voluntad y paciencia de enseñarme sin pensar, que más tarde, algo que comenzó como tardes de cocina, se convertiría en algo que hoy amo y es mi razón de ser” cuenta.
Y así empezó su aventura haciendo lo que amaba, y a lo largo del tiempo, viviendo y enriqueciéndose su carrera gastronómica respetados chefs de distintas latitudes del mundo: Desde Punta del Este, Uruguay, donde junto a Bariloche se preparan las mejores recetas de churrascos y asados; Ciudad de México, donde se usa el picante y es famosa por sus tacos, burritos y moles poblanos; Colombia, por su inexplorada diversidad gastronómica; hasta París, mundialmente famosa por la alta cocina. Toda esta trayectoria la pone en practica desde nuestra cocina, para que nuestros clientes a través de nuestros platos conozcan los diferentes sabores del mundo sin tener que salir de Madrid.
Es valenciana, pero ella considera que es cosmopolita, por haber vivido a nivel personal y profesional en varias partes, afirma, y nos dice que “Cocinar es mi razón de ser. Ver que una persona disfruta de los sabores y al final se va con una sonrisa, me siento satisfecha, siento plenitud".
Nuestro pastelero estrella creció viendo a su padre hacer chocolates artesanales de diferentes grados de concentración de cacao y de distintas variedades y matices provenientes de diversas partes del mundo: Marruecos, Ecuador, Colombia, México.
“De niño, como amaba los dulces, me sentía privilegiado, porque mi padre tenía una tienda de chocolates en París. Allí, comía sus singulares creaciones que no veía en ninguna otra parte, dándome cuenta que era un artista. Al final quería aprender lo que sabía hacer”.
Jean Paul aprendió muchas cosas de su padre de chocolatería durante su juventud. Luego más tarde tuvo como mentores chocolateros de la ciudad Brujas, en Bélgica y posteriormente aprendió muchas cosas en Suiza, en donde además de chocolatería, aprendió alta pastelería y repostería. Jean Paul, tiene la gran habilidad y sensibilidad de saber combinar texturas, sabores, matices, que da como resultado algo sorprendentemente único y exquisito.
“Me sorprende que lleguen personas de Canadá, Noruega y de muchas partes, porque alguien les habló sobre los chocolates o dulces que hago junto con a mi equipo. Eso es señal de que las cosas se están haciendo bien” Dice entre risas.